Jorge Quiroz

¿Y qué se hizo José?

Por: Jorge Quiroz | Publicado: Viernes 26 de octubre de 2012 a las 05:00 hrs.
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Los ciclos económicos, períodos de auge seguidos por contracción, son tan antiguos como la Biblia. Sin ir más lejos, la historia de José, que interpretó el sueño del Faraón, donde siete vacas gordas eran luego devoradas por siete vacas flacas, es quizá una de las primeras referencias a la naturaleza cíclica de la economía: los años de vacas gordas no son para siempre y es gobernante sabio quien ahorra en años buenos para luego solventar el consumo durante los malos. Así de simple. No se precisa ser economista para entenderlo.



Hasta ahí la analogía. El problema actual sin embargo es que no gobierna el faraón, los períodos presidenciales y legislativos son cortos, y si bien a un presidente u honorable legislador puede tocarle la suerte de las vacas gordas, bien puede no estar ahí para cuando lleguen las vacas flacas. De ese modo, los incentivos para tomar medidas costosamente políticas hoy, en pos de prevenir un futuro turbulento mañana, no son tan claros como cuando el que gobernaba, como el faraón de la historia de José, estaba ahí de por vida.

En Chile estamos viviendo años de vacas gordas: el empleo, los salarios, la actividad económica y el consumo están en auge, en todos los segmentos. Parte de ese resultado sin embargo, se debe al precio del cobre. Pero el precio del cobre, en los niveles que hemos observado, no estará para siempre, como tampoco las bajísimas tasas de financiamiento internacional y la abundante liquidez, alimentada esta última por problemas sin solución de las finanzas públicas de los países desarrollados.

Se prevé que el precio del cobre se mantendrá, sin perjuicio de fluctuaciones, en los actuales niveles probablemente el año que viene e incluso en 2014, pero de ahí en adelante, un ajuste a la baja luce como inevitable. Permanecerá quizá en niveles históricamente elevados, pero en ningún caso en torno a los altos precios que hemos observado en el último tiempo; una corrección del 20% no es improbable. Agreguemos a eso que nuestro país está en una fase de exceso de gasto sobre ingreso, lo que si bien aún no es un factor que debiera preocupar en lo inmediato, en un escenario de baja del cobre sí podría ser crítico. El precio del cobre y el exceso de gasto alimentan a su turno una baja en el tipo de cambio real que afecta el desempeño futuro de otros sectores transables, que son el sueldo con que debería contar Chile cuando el boom del cobre se ralentice, pero nadie en la dirigencia económica parece estar preocupado en serio de ello.

Suma y sigue. Mientras lo que más debiera preocuparnos de nuestro sistema bancario es su estabilidad y fortaleza patrimonial, toda la agenda política está centrada en múltiples y variopintas regulaciones, como si la estabilidad financiera fuese un dato inalterable. Si algo, debiera haber una iniciativa propendiendo a una mayor capitalización. Pero de eso no se oye: poco popular. Tampoco se sabe de cómo el país va a enfrentar la crisis energética que ya está escrita en las paredes para el año 2016 en adelante. Y la cosa sigue: ad portas del debate presupuestario, las únicas voces que se escuchan son en favor de un mayor gasto. Como si eso fuera poco, las propuestas de una “gran” reforma tributaria, tema que ya se avizora para la próxima elección presidencial, van en la dirección de desincentivar el ahorro y la inversión.

Agreguemos un dato: los gobiernos de los países desarrollados exhiben hoy niveles de deuda sobre PIB sólo comparables a los que alcanzaron al término de la segunda guerra mundial: se incuba una futura crisis de deuda.

Juntando una cosa con otra 
-expansión del gasto, regulaciones bancarias en vez de fortalecimiento patrimonial, una crisis internacional de deuda que se incuba día a día, y una competitividad en declinación para los demás sectores transables de la economía- no podemos sino concluir que por ahí por el año 2015 entraremos en un período de vacas flacas. Y ahí quizá nos preguntemos: ¿Y dónde estaba José?

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